Las creepypastas son un claro ejemplo de cómo internet no sólo ha revolucionado la forma en la que consumimos el cine o la música, sino también la propia literatura. Y es que estos pequeños relatos de terror, creados, transmitidos y engrandecidos por los propios internautas, han sabido encontrar en este medio la mejor forma de transmitir estas enigmáticas historias, siempre abiertas a interpretación y a participación por parte del usuario.
El propio nombre del género, formado por las expresiones creepy+copy+paste, ya hace una clara referencia a la facilididad de transmisión de estas llamativas historias, que se viralizan fácilmente a través de foros, redes sociales, youtube o blogs temáticos. De hecho, la intención de una creepypasta es seguir expandiéndose por toda la red gracias a la colaboración, incluso como autor, de otros usuarios. Y esto es, probablemente, la gran diferencia de estas historias de terror de la nueva era frente a sus antecesoras, permitiendo a los lectores convertirse en creadores de su propia leyenda.
Su formato mutiplataforma (video, foto, gif, etc.) y su propio medio natural, internet, han hecho que sean consumidas especialmente por público adolescente. Además, son cortos, fáciles de encontrar en la red y apelan a miedos universales, lo que supone un chute de adrenalina para este público, lo que podría explicar por qué les resultan tan atractivas a esta edad. Eso sí, cada vez son más los internautas de todo tipo de edades que se lanzan a consumir, divulgar y engrandecer esta evolución de las leyendas urbanas de toda la vida, que han sabido adaptarse a los nuevos tiempos para seguir atemorizándonos de nuevo.