Millones de personas emigran cada año, y muchas afrontan problemas serios. De repente viven rodeadas de gente cuyo idioma, cultura y forma de vestir son diferentes a los suyos, y por ello a menudo son objeto de burlas, como lo descubrió una joven llamada Noor. Ella y su familia emigraron de Jordania a Norteamérica. “La gente se reía de nosotros porque nuestra forma de vestir era diferente. Y desde luego, no entendíamos el humor americano.”
Una muchacha llamada Nadia relata un problema distinto:“Nací en Alemania. Como mis padres son italianos, yo hablaba alemán con acento italiano, y los niños de la escuela me llamaban ‘extranjera tonta’. Pero cuando voy a Italia, veo que hablo italiano con acento alemán. Por ello, siento que no tengo una verdadera identidad. Dondequiera que esté, soy extranjera”.
¿A qué otros problemas se enfrentan los hijos de inmigrantes? ¿Y cómo pueden sacar el mejor partido a sus circunstancias
Incluso en…
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