
Un momento de En la Ley
Se ha estrenado recientemente en la Cuarta Pared En la ley, de Sergio Martínez Vila (Pola de Siero, 1984), definida por su autor como obra de ciencia ficción rural y post-apocalíptica. Me sorprende esta coincidencia de dos obras que tocan el mismo género, pues el teatro es poco fecundo en ficciones distópicas, es decir, en utopías negativas o ficciones que transcurren en sociedades devastadas.
Otros ejemplos de autores españoles que se interesaron por inventar distopías futuristas, o por la ciencia ficción son La Fundación, de Buero Vallejo, en el que cinco científicos encerrados en un centro de investigación ven cómo el lugar va transformándose en una especie de corredor de la muerte, o sea, cómo el idílico lugar que uno cree habitar es en realidad una prisión. Alberto Miralles planteaba en ¿Es usted feliz? un mundo del que se apropian los robots, y Albert Boadella, en Laetius, hablaba del origen de un nuevo ser más evolucionado que el hombre que surge tras una devastación nuclear. Incluso Jardiel Poncela fantaseaba con la muerte en Cuatro corazones con freno y marcha atrás…, pues los personajes se hacen inmortales tomando una pastilla, (en la senda de Shakespeare en Sueño de una noche de verano). Más recientemente, los argentinos Victoria Szpunberg y Javier Daulte estrenaron en España La máquina de hablar y Automáticos, respectivamente.
La obra de Martínez Vila surge de un laboratorio, con actores y directores, en la Cuarta Pared, y ha sido escrito casi a pie de obra. La historia está concebida casi como un experimento: imaginemos un lugar donde la gente vive en circunstancias de supervivencia, hay carencia de alimentos y una amenaza exterior. ¿Puede crecer el amor y la esperanza en un medio así? , se pregunta el autor, lo que equivale a preguntarse por la supervivencia del grupo.
La comunidad que imagina Martínez Vila sigue le cliché de alguna que nos ha dado la literatura y el cine. La comunidad vive en régimen de autarquía, dedicada a la agricultura y con escasísimos víveres, y siguiendo unas normas de convivencia que han codificado como La Ley. Están convencidos que ese credo les permite preservarse de un mundo exterior violento y amenazador, del que parecen proceder los personajes.
Extracto tomado de elcultural.com.